Nico deja sus zapatos nuevos en el zapatero. Mientras, Lina y Yotu lo espian desde el pasillo. Cuando Nico se va, Lina abre el armario, se pone los zapatos y empieza a bailar y a dar vueltas. Después se disfraza y se hace la presumida. Bip los oye reír y sale de su libro. Y entonces Yotu le dice a Lina: –¡Ahora me toca a mí!
Lina le calza los zapatos, pero Yotu anda de una forma extraña. ¿No sabes andar con zapatos? –le dice Lina. –Sí, –responde Yotu– ¡pero no los quiero manchar! Y entonces se pone a andar cabeza abajo. Después le toca a Bip. ¿Y qué hace Bip? Bip coge impulso y se sube por la pared, corre por el techo y con mucha magia sale volando por la ventana, haciendo piruetas por el cielo, mientras Lina y Yotu ¡lo miran boquiabiertos! Cuando vuelve, se lleva los zapatos de Nico a su libro.
Llega Nico y no encuentra sus zapatos. Junto a Lina y Yotu, miran el libro y ven a Bip entre los pingüinos, presumiendo de zapatos rojos. Bip se da cuenta de que sus amigos se han enfadado y les devuelve los zapatos o más bien, ¿se los lanza a la cabeza?
Ahora Nico vuelve a estar contento con sus zapatos rojos nuevos.
Motivación
Hago un guiño a la infancia, a la nuestra o a la de los demás… ¿Quién, de pequeño o pequeña, no se calzó los zapatos de su padre o su madre, imitando sus maneras? Así, cuando los pequeños se calzan unos zapatos grandes, enseguida pasan al juego de imitación y al juego simbólico. En esta ocasión, cada cual encuentra una manera diferente de hacer algo. Y así pasan de la imitación a la creatividad.
Este relato tiene su origen en un primero cuente mío “Los zapatos nuevos” publicado en 70 por Ed. Juventud y disponible ahora también como ebook.
Para los niños y niñas
Comentar si han jugado alguna vez con los zapatos de los padres. Se puede también despertar la creatividad imaginando qué harían con unos zapatos mágicos. En casa y en la escuela, los niños pueden disponer de zapatos grandes para jugar y dejar volar la imaginación.